viernes, 31 de agosto de 2012

BIMESTRE 1 EVIDENCIA 4: Analizas a Cortázar

 
Preparatoria Miguel Ángel de Taxco
LITERATURA MEXICANA E IBEROMERICANA
Lic. Violeta Ramírez Mora
 
 
Instrucciones: Lee el siguiente cuento de Julio Cortázar y luego realiza lo siguiente:
 
1.Subraya e investiga en un diccionario las palabras que no comprendas
 
2.Elabora una crítica sobre la temática de dicha obra, explicando su relación con la literatura colonial.


Extensión mínima 1 cuartilla. Arial 12 interlineado sencillo. Anota tus datos en la esquina superior derecha.






La noche boca arriba
[Cuento. Texto completo]
Julio Cortázar


Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
le llamaban la guerra florida.


A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones.

Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído, pero corriendo por la derecha como correspondía, se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y con la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños en la piernas. "Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la máquina de costado..."; Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole de beber un trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio.

La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas al policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy estropeada. "Natural", dijo él. "Como que me la ligué encima..." Los dos rieron y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena suerte. Ya la náusea volvía poco a poco; mientras lo llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles llenos de pájaros, cerró los ojos y deseó estar dormido o cloroformado. Pero lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del estómago se habría sentido muy bien, casi contento.

Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.



Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida. Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.

-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.

Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse.

Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.

Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. "La calzada", pensó. "Me salí de la calzada." Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.

Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.

-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.

Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del fondo como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin acoso, sin... Pero no quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el pavimento. De todas maneras al salir del pozo negro había sentido casi un alivio mientras los hombres lo alzaban del suelo. Con el dolor del brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro. Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizá pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.

Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta. Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba estaqueado en el piso, en un suelo de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a la espera de su turno.

Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente, con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta que el dolor se hizo intolerable y hubo que ceder. Vio abrirse la doble puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su lugar lo aferraron manos calientes, duras como el bronce; se sintió alzado, siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran las estrellas y se alzara ante él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente, y él no quería, pero cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero corazón, el centro de la vida.

Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales. Jadeó buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los ojos las veía formarse instantáneamente, y se enderezaba aterrado pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada... Le costaba mantener los ojos abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía, abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las rojas columnas de rojo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado, que arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.
 
Aspectos a evaluar: Redacción y ortografía, contenido que cumpla con la extensión solicitada y que se entregue en tiempo y forma.

lunes, 20 de agosto de 2012

Bimestre 1 Evidencia 3

BIMESTRE 1 Evidencia  3:  Elaboración de collage. Literatura Náhuatl


Instrucciones: Elabora collage en donde representes gráficamente la siguiente información. No olvides anotar tus datos personales completos en la esquina superior derecha. Puedes usar el material que prefieras.

Literatura Náhuatl

La literatura siempre será una forma de conocer las más íntimas formas de una cultura. Nos da la llave para encontrar las respuestas que nuestra existencia nos plantea y nos ubica en el mundo del cual provenimos.

Se entiende por literatura náhuatl la producción literaria de los pueblos que ocuparon el valle de México y sus alrededores y que hablaron esta lengua. El náhuatl o mexicano antiguo se habló desde la época de Teotihuacan y Tula. Era la lengua de Atzcapotzalco, Chalco, Tlaxcala, Cholula y otras regiones.

En cuanto a su origen es importante mencionar que no se puede dar una fecha exacta para su inicio, ya que sus obras tuvieron transmisión oral durante muchos años.

La influencia de culturas como la teotihuacana y tolteca fueron el inicio de estas manifestaciones, a las que se le unieron la originalidad y el profundo sentido religioso de los aztecas.

Se consideraban el pueblo del sol, es decir, el pueblo elegido para ayudar con su sangre a la existencia de los dioses, por los cuales se produce la guerra florida, cuya finalidad era obtener víctimas para el sacrificio.

Las primeras manifestaciones de la literatura náhuatl se encuentran en los códices, libros que pintaban los tlacuilos (escribanos o pintores) en hojas de piel de venado raspada o corteza de amate preparada con una capa de carbonato de calcio. El arte de fabricar estos códices se resumía en la expresión: "poseer la tinta negra y roja" símbolo de la sabiduría que posee el hombre culto. La escritura de códices era una costumbre no sólo de los habitantes del valle, sino también de la región maya, mixteca y zapoteca. Los códices se guardaban en bibliotecas llamadas amoxcalli (la de Texcoco fue famosa antes de ser destruida por los conquistadores).

Estos códices podían contener todo tipo de información: historia, tácticas de guerra, registros de pueblos tributarios y sus tributos, relación de costumbres, calendarios religiosos, tipo de sacrificios para cada divinidad, etc.

De ellos se conservan sólo tres códices de la cultura maya:

El Dresde, el Tro-Cortesiano y el Peresiano. De la región mixteca se conservan algunos tan hermosos como el Nuttla, nombre con el cual se conoce también todo el grupo de códices de la zona que comprenden nueve en total. El resto pertenece a la regi6n central y sobresalen el Borbónico y el Borgia.

Al darse cuenta de la valiosa información que habían perdido al quemar las bibliotecas y códices antiguos, los españoles alentaron la elaboración de códices con la técnica prehispánica. A este tipo de códices pertenecen el Mendocino, Maglibecchi, Azcatitlán, Mexicanus, el Cruz, Xólotl y varios más.

Características
El náhuatl gozaba de fama como lengua culta, dulce y armoniosa. Por ello no es coincidencia que la propia palabra náhuatl significa: claro, limpio y sonoro.

En cuanto a la lengua literaria se caracteriza por el uso de recursos muy específicos que le dan un carácter original e inconfundible, como los siguientes:

1. Paralelismos: Es un recurso frecuente en muchas literaturas, sobre todo primitivas y consiste en la repetición de un mismo concepto, palabra o pensamiento completo, por medio de dos o más frases semejantes, incluso sinónimas, que se complementan, por ejemplo:

"El llanto se difunde, las lágrimas gotean."

2. Difrasismo: Este recurso surge de la literatura seguramente como reflejo del uso de ideogramas, que representan conceptos por medio de objetos relacionados con ellos. Como recurso estilístico surge de yuxtaponer dos palabras que nos dan, por asociación el nombre de otra. Ejemplo: in xóchitl in cuicatl (flor y canto), significa poema.

3. Metáfora: En realidad toda poesía se expresa por medio de lenguaje metafórico y en este sentido, la poesía náhuatl no es una excepción.

Lo que es original y aparece casi como exclusivo es que en el proceso creador de metáforas los elementos de comparación son: aves, piedras preciosas y flores. Ejemplo: "nuestro hermoso canto: un dorado pájaro cascabel."

4. Forma negativa e imperativa de los enunciados: Esta es una forma de construcción característica de la prosa, se expresa mediante la negación al comienzo de la frase. Ejemplo: No seas cual culebra, no te hagas el resabido."


Los géneros literarios cultivados


1. Poesía épica.

La épica antigua surgió de la fusión del mito y de la realidad, por ello muchas veces los documentos históricos son más bien literarios, porqué ofrecen una imagen subjetiva y humana del acontecer histórico.

Los fragmentos épicos de este período pueden clasificarse según su tema en:

a) Los que tratan de personajes famosos. Por ejemplo: Quetzacóatl.

b) Los que relatan la fundación de ciudades.

c) Los que hablan de peregrinaciones de tribus.

2. Poesía lírica.
Se caracteriza por retratar la subjetividad del ser humano, al revés de la poesía épica que se encarga de mostrar las ideas de una cultura. Exhibe la concepción que, sobre el mundo tiene un individuo. En ella se destacan dos aspectos: Forma y contenido.

Dentro de la forma lo que se puede destacar de la poesía náhuatl es, su rítmica y métrica, ya que casi siempre fue ajustada a la música y la danza. Aunque esto es muy difícil de observar en las traducciones, los que sí podemos considerar como características que se conservan aún en ellas son:

1. El uso del paralelismo y el disfrasismo.

2. La composición de metáforas basadas sobre todo en la comparación con flores, aves y piedras preciosas.

3. Que se trata de poemas cortos, estructurados, generalmente de la siguiente manera: un pensamiento desarrollado en dos estrofas, la segunda es complemento de la primera, y entre ambas hay un estribillo que las une. Este último puede repetirse o incluso iniciar el poema. Ejemplo:

"El ave roja de xochiquetzal (primer pensamiento)

se deleita, se deleita sobre las flores. (estribillo)

Bebe la miel en diversas flores: (segundo pensamiento)

se deleita, se deleita sobre las flores" (estribillo)

Por su contenido podemos dividir la poesía náhuatl en:

a) Religiosa: Teniendo en cuenta que toda la literatura náhuatl tiene un trasfondo religioso, su expresión máxima la encontramos en este género literario, ya que pareciera que el alma indígena no es capaz de concebir el mundo y al hombre de una manera independiente de la voluntad de los dioses. Hay una enorme cantidad de poemas dedicados a las distintas divinidades de la mitología y a su invocación ceremonial. Estaba destinada exclusivamente al conocimiento de los sacerdotes.

b) Guerrera: La figura del guerrero, ya fuera caballero águila o tigre, sus hazañas, la guerra misma como forma y justificación de la vida, es el tema principal de una vasta producción poética de esta cultura.

c) Filosófica: La brevedad de la vida, la incertidumbre sobre lo que hay después de la muerte, la crueldad o indiferencia de los dioses, su naturaleza, la amistad, el valor de la poesía y la belleza, la tristeza y melancolía del individuo sometido a los designios de los dioses terribles, son los temas de este grupo.

3. Poesía dramática.

Entre los indígenas el teatro poseía un carácter especial de representación en vivo en honor de los dioses, en el cual participaba todo el pueblo. Se mezclaban varios elementos, como la música, el canto y el baile, coincidiendo con esto con el concepto dramático de otros pueblos. Su estructura es completamente diferente a la occidental formada por introducción, nudo y desenlace. No existía como tal la caracterización psicológica de los personajes.

Por los testimonios que se conservan de los cronistas, sabemos que los indígenas conocían y se manifestaban en todas las partes de la representación actual: maquillaje, escenografía, vestuario, utilería, etc.

Existían cómicos parecidos a los juglares medievales y también titiriteros.

Como ejemplos de este tipo de representaciones podemos citar la fiesta del dios Tezcatlipoca, la cual se realizaba con la participación del pueblo. En este festejo se sacrificaba al guerrero-actor, quien moría para asegurar la continuación de la vida, la cual se festejaba con cantos y bailes.

4. Prosa.

En la prosa encontramos algunos recursos típicos de la lírica, como el paralelismo y el lenguaje metafórico. Por su contenido la prosa náhuatl se puede dividir en dos grandes grupos: la histórica y la didáctica.

Prosa histórica: encontramos un gran caudal de referencias sobre genealogías, acontecimientos como eclipses, terremotos, sequías, inundaciones y hechos históricos. Las obras de este tipo que se escribieron durante la conquista son particularmente interesantes, porque no plantean la perspectiva de los indígenas. Ejemplo de ello es la obra: Anales históricos de la nación mexicana escrita en 1528.

Prosa didáctica: destacan los Huehuetlatolli o discursos de los viejos y Los proverbios. Los primeros fueron recogidos por Fray Andrés de Olmos, después de la conquista y son consejos de los mayores a los jóvenes para guiarlos en la vida, encierran todas las ideas sobre la educación de los mexicanos: Normas de conducta, conceptos morales, respeto a las tradiciones, a los dioses, etc. Estos consejos se transmitían de padres a hijos, de sabios a gobernantes o de los reyes a sus descendientes.

En cuanto a los proverbios, sabemos que son la condensación mínima de las ideas; son frases cortas que encierran toda una sabiduría de la vida. Por ejemplo: "si en verdad eres estrella no te alumbres con tea", "¿Quién será útil a otro, cuando no lo es a sí mismo?"

Nezahualcóyotl (autor representativo).

Acomiztli Nezahualcóyotl (nombre que significa brazo o fuerza de león y coyote hambriento o ayunado) nació en Texcoco el 28 de abril de 1402. Su vida fue muy azarosa, siempre estuvo ligada a la política. En 1431 fue proclamado señor de Texcoco, donde impuso una organización política y administrativa que logró la expansión de su imperio.

Obra representativa.

"Estoy embriagado, lloro, me aflijo,

pienso, digo,

en mi interior los encuentro:

si nunca me muriera,

si nunca desapareciera.

Allá donde no hay muerte,

allá donde ella es conquistada,

que allá vaya yo.

Si yo nunca muriera,

si yo nunca desapareciera.

(Traducción de León Portilla)

Autor: Nezahualcóyotl.

Conclusión.

La literatura náhuatl forma parte de nuestra herencia cultural, a pesar de que gran parte de dicha herencia nos fue robada, también es cierto que la cultura sincrética que se dio con la combinación de la cultura española y la indígena es quizá una de las más ricas de la Tierra.

Entender la visión del mundo de los aztecas nos da la posibilidad de entendernos a nosotros mismos y a nuestra realidad actual.

Es importante valorar las características de esta literatura tan rica y profunda: su valor metafórico, su dulzura, su estrecha relación con la naturaleza y el retrato de la visión de la vida de una manera tan espiritual y compleja.

La literatura maya.

La cultura maya es otra civilización que se dio en el continente americano. Abarcó la región que comprende los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, parte de Chiapas y Quintana Roo (dentro de la República Mexicana) y países como Guatemala, Honduras y Belice, en Centroamérica.

Los mayas tuvieron un sistema complejo de escritura jeroglífica que desgraciadamente sólo ha sido parcialmente descifrado.

A diferencia del náhuatl existen muy pocos textos (sólo existen tres códices), además de que una palabra tiene múltiples significados. Por ejemplo: la palabra Po es el nombre de la diosa lunar y de la diosa patrona de las tejedoras, pero también es el nombre de un mes y puede significar rana.

La destrucción de los códices mayas fue sistemática, debido a dos razones fundamentales, los propios indígenas los destruyeron para no dejarle información al enemigo y después los españoles se encargaron de destruir lo que los indígenas no hicieron, organizando quemas como la de Fray Diego de Landa en la ciudad de Maní en 1562.

Extrañamente los tres códices mayas que sobrevivieron a estas destrucciones se encuentran en ciudades europeas, y nadie es capaz de dar las razones para que esto sucediese. El contenido de los tres es el tema fundamental del pensamiento maya al paso del tiempo aunque no puede descartarse que se trate en alguno de ellos otro tema.

El más importante y considerado el más bello es el Códice Dresde, cuyas treinta y nueve hojas contienen, entre otras cosas, profecías, ceremonias del año nuevo y tablas sobre el movimiento del planeta Venus. Se supone que fue pintado hacia el siglo XI y es el más estudiado de los tres. Escapó a la destrucción total durante los bombardeos aliados a la ciudad de Dresde, ya que al apagar los incendios el agua llegó a los sótanos donde el códice se encontraba. Fue rescatado de la humedad y devuelto a las vitrinas de la biblioteca

La historia del Códice de París, no puede menos que sorprendernos: fue encontrado en la basura de la biblioteca Nacional de París. Este documento contiene 11 páginas de profecías y un calendario adivinatorio. En una de sus esquinas aparece el nombre de Pérez, por eso es conocido también como peresiano.

El tercer códice maya es el Tro-cortesiano o de Madrid encontrado en dos partes que pertenecían al Sr. Tro-Hortelano y a un pariente de Cortés. Consta de 112 páginas, pertenece al siglo XV y su contenido es adivinatorio y de las ceremonias rituales del año nuevo.

Los mayas conservaron a través de la tradición oral sus hechos históricos. Aprendían a memorizar extensas obras literarias e incluso científicas, muy probablemente los códices sólo servían de guía o para fines didácticos. Los sacerdotes y los sabios eran los que tenían el real acceso a ellos. A los jóvenes mayas se les enseñaba de forma oral. Después de la conquista y ante el peligro de que todo su acervo se perdiera, fueron los primeros en usar el alfabeto latino para transcribir en su propia lengua las obras que hoy conocemos como literatura maya. La más importante de ellas es el Popol-vuh, aunque existen otros textos como los libros del Chilam Balam, el Memorial de Sololá o Anales de los cakchiqueles y el Rabinal Achí.

Conclusión.

Hablar de la literatura maya nos acerca a una de las civilizaciones más importantes de nuestro continente, nos muestra una sensibilidad inigualable, además de una visión del mundo completamente diferente a la azteca. Los mayas dejaron atrás la violencia de los aztecas y a pesar de ser un pueblo guerrero su respeto y fascinación por las artes y las ciencias los hacen una cultura fina y muy desarrollada.

La conquista nos dejó sin la mayor parte de los tesoros del pensamiento de este pueblo, pero nos gustaría terminar este capitulo con una reflexión del poeta Pablo Neruda al respecto:

La palabra.

"...Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema como pedacitos de madera bruñida, como carbón como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas. Pelos, tiene de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar la patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando, patas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaba, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra ... Pero los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras."

viernes, 17 de agosto de 2012

Bimestre 1 Evidencia 2 : NEZAHUALCÓYOTL

Poesía náhuatl, Nezahualcóyotl


Instrucciones: Elabora un reporte de lectura sobre la siguiente información. No olvides tomar en cuenta los lineamientos para entrega de reportes.



NEZAHUALCÓYOTL, EL REY POETA

por Harold Alvarado Tenorio


Hace 600 años nació Nezahualcóyotl (1402-1472), o "Coyote hambriento". Fue hijo del rey Ixtlixóchitl y la princesa Matlalcihuatzin, hija del segundo señor de Tenochtitlán. Guerrero, constructor, legislador, pintor, filósofo y poeta, su biografía nace con el asesinato de su padre -cuando él contaba 16 años- y cuyos avatares: exilio, retorno, conjuras, alianzas y batallas tuvieron por finalidad el engrandecimiento de su reino. Según Fernando de Alva Ixtlixóchitl, su nieto, mató por su mano a 12 reyes, participó en 30 batallas, sujetó a 44 reinos, nombró generales a 43 de sus hijos y al 44 lo mató por belicoso y soberbio. Reunió a todos los sabios y filósofos de su tiempo y alcanzó a saber que había un solo Dios verdadero, al que llamó "Tloque Nahuaque". Castigó los delitos con rigor pero fue misericordioso y agradecido.

Para los nahuas la vida civilizada existía si en las ciudades había lugares para el canto y el baile. Las cuicacalli, casas de canto, estaban junto a los templos y en ellas vivían los maestros en música, canto y danza. En las festividades se usaban los tambores huéhuetl y tponaxtli, sonajas, flautas y caracoles. Los asuntos de las canciones eran las hazañas de los héroes, los elogios a los príncipes, lamentaciones por la brevedad de la vida y la gloria, elogios y variaciones sobre la poesía, poemas de amor y cantos divinos acompañados de pantomimas y juegos.

Los cuicapicque, autores de letras para los cantos, eran de dos clases: los que vivían en los templos y pertenecían a la casta de los sacerdotes y los de las casas reales, que ofrecían textos para las ocasiones memorables. Pero había también otros cuicapicque, los poetas propiamente dichos, que alcanzaban prestigio y eran muy solicitados por su arte para hacer perdurables hechos y sentimientos. Los primeros recibían, como orfebres, paga, los últimos sólo la gloria. Entre estos, en su mayoría príncipes y gobernantes, sobresalen, además de Nezahualcóyotl, Tlaltecazin de Cuauchinango, Nezahualpilli y Cacamatzin de Texcoco, Cuacuauhtzin, señora de Tula, Temilotzin de Tlatelolco, Tecayehuatzin de Huexotzinco, Ayocuan de Tecamachalco, Xicohténcatl el Viejo de Tizatlan y Chichicuepon de Chalco.

Entre todos ellos es Nezahualcóyotl de quien mayor número de textos se conservan: unos treinta y seis en total, y es también el único cuya obra cubre la totalidad de los temas náhuatl: indagaciones sobre la naturaleza y la función de la poesía, cantos a las flores y la primavera, meditaciones sobre las relaciones del hombre con la divinidad, lamentos sobre la fugacidad de la vida y los placeres, pensamientos sobre el otro mundo, elogios a guerreros y príncipes, etc. No hay, sin embargo, un solo canto a la vida erótica o al amor, ni rasgos de humor o gracia, quizás porque los tiempos que le tocó vivir no los requirieron o porque fueron considerados inadecuados a las circunstancias.

Los cantos de primavera, entre los que se cuentan los mejores de su obra, como Canto de primavera, Comienza ya, El árbol florido, Ponte en pie, percute tu atabal, tienen numerosas referencias a las casas de las flores, la variedad de las aves que allí estaban representadas, a las sonajas, tambores y cascabeles, al tabaco y al cacao, complementos de las fiestas. En la poesía de Nezahualcóyotl hay mucho más pensamiento que lírica. Y sin que esta falte y con maravilloso resultado, su característica es la meditación sobre tres temas: la divinidad, el destino y la poesía.

En el primero su concepción de la divinidad está alejada de la magia y la mística y es teológica. Pero Dios, con su naturaleza y el rigor que ella ha impuesto al hombre, es tratado con desdén. Ni alabanza ni adoración, quizás temor inspira al poeta, que se pregunta sobre la verdad de su existencia y de las cosas tangibles. El dador de la vida nos enloquece porque sin permanecer en sitio alguno le veneramos en todas partes, es inventor de todo y de sí mismo, nadie puede ser su amigo, nos embriaga por un momento y nos abandona para que sepamos que sólo él puede cambiar el rumbo del mundo.

Nuestra vida y destino no son verdaderos, ni hemos venido aquí para ser felices, dice Nezahualcóyotl. Vivimos en necesidad y el amargo sabor de las derrotas nos alimenta; hemos venido para vivir en angustia y dolor, la tierra es una casa prestada, no es la casa de los hombres y debemos, pronto, abandonarla. En como una pintura nos iremos borrando dice, que igual que los libros nahuas, hechos de color y figuras que desaparecen, los hombres desapareceremos consumidos por el tiempo. Nada podemos contra él, pereceremos e ingresaremos a la casa de los muertos, sintiendo, como en la vida, la tristeza eterna de los que la habitan. No lloremos a los que desaparecen, dice el poeta, igual destino nos espera.

La poesía es un don divino que nos es prestado para aliviar nuestro paso por el mundo. Las flores, es decir el poema, permiten darnos a conocer, nos dejan manifestarnos y engalanarnos por un momento, porque tanto ellas como él, retornan a la casa de la divinidad, al lugar de los que no tienen carne ni hueso. Feliz aquel que puede gozar de las flores y de los cantos porque son alegría, camino al misterio de la existencia y nos permiten conocer con trascendencia.

Año XI, N° 1472, 25 de mayo de 2002
LatinAmerican Post

DATOS BIOGRÁFICOS DE NEZAHUALCÓYOTL
Nació en 1402 en Texcoco, hijo de Ixtlixochitl, sexto señor de los chichimecas, y de la princesa Matlalcihuatzin, hija del rey azteca Huitzilihuitl, segundo señor de Tenochtitlán. En su juventud recibió una educación muy completa. Cuando contaba 16 años de edad, la invasión Tepaneca, Tezozómoc, señor de Azcapozalco, obligó a la familia de Nezahualcóyotl a huir. Perdió a su familia, pero logró escapar a Tlaxcala.

Más adelante consiguió el apoyo de varias ciudades descontentas con la tiranía tepaneca y reunió un ejército, con el que conquistó Otumba y de Aculmac, y recuperó Texcoco. Poco después de finalizada la contienda, Nezahualcóyotl perdió el trono a manos de los acolhuas sublevados y se refugió en el bosque de Chapultepec. Ahí instaló albercas, construyó acueductos y se dedicó a la cacería. Recuperó el trono en 1429, aunque cedió su anterior posición dominante en el lago a favor de Tenochtitlán, ciudad que se convirtió en estado independiente. Gobernó con inteligencia y sabiduría, y se rodeó de filósofos y sabios. De él se conservan unas treinta composiciones. Falleció en Texcoco en 1472.



POEMAS


PERCIBO LO SECRETO

Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra.

Nadie en jade,
nadie en oro se convertirá:
En la tierra quedará guardado
todos nos iremos
allá, de igual modo.
Nadie quedará,
conjuntamente habrá que perecer,
nosotros iremos así a su casa.

Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando
nos vamos a su casa.

Se acercó aquí
hace giros la tristeza
de los que en su interior viven.
Meditadlo, señores,
águilas y tigres,
aunque fuerais de jade,
aunque allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer
nadie habrá de quedar.

jueves, 16 de agosto de 2012

PROGRAMA DE ESTUDIO LITERATURA MEXICANA E IBEROAMERICANA

COLEGIO MIGUEL ÁNGEL” DE TAXCO A.C
INC. A LA UNAM CLAVE INC.6919
ACUERDO 19/01 – 10/07/01
PROGRAMA DE ESTUDIO LITERATURA MEXICANA E IBEROAMERICANA
ASIGNATURA OBLIGATORIA
CICLO LECTIVO 2011-2012
CLAVE DE LA MATERIA: 1602
Prof. Violeta Ramírez Mora



Primera Unidad: Literatura prehispánica.
1.1 La prosa prehispánica maya.
1.2 Rasgos importantes de la poesía lírica náhuatl.
1.3 Relaciones entre las diversas manifestaciones del arte prehispánico.

Segunda Unidad: Literatura colonial mexicana del siglo XVI.
2.1 Distintos géneros literarios.
2.2 Obras representativas.
2.3 Rasgos históricos y socioculturales significativos

Tercera Unidad: Literatura barroca en México.
3.1 La obra de escritores sobresalientes: Sor Juana lnés de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón.
3.2 El estilo barroco como expresión mestiza y criolla de la cultura mexicana.

Cuarta Unidad: Neohumanismo, neoclasicismo e ilustración en la literatura mexicana.
4.1 La preocupación por la patria en los textos de los jesuitas.
4.2 El texto argumentativo literario.
4.3 Los textos poéticos.
4.4 La novela de Fernández de Lizardi.

Quinta Unidad: El romanticismo y el realismo.
5.1 Géneros literarios en estas dos tendencias literarias.
5.2 Los temas románticos y su expresión en la poesía, en la narrativa y en el teatro.
5.3 Las reuniones culturales.
5.4 Novela, cuento y crónica realistas.
5.5 Relación de la literatura con el contexto social.

Sexta unidad: El modernismo.
6.1 Las renovaciones de esta tendencia literaria.
6.2 Los elementos culturales y los recursos poéticos.
6.3 Trascendencia del modernismo.
6.4 Relación de la literatura con la vida para entender la evolución del país.

Séptima unidad: El vanguardismo.
7.1 Del posmodernismo a la vanguardia.
7.2 Reconstrucción de la realidad y renovación literaria en los "ismos".
7.3 El regionalismo iberoamericano.
7.4 La novela de la Revolución Mexicana.
7.5 El ensayo.
7.6 El contexto histórico socioeconómico de la primera mitad del siglo XX.

Octava Unidad: La época actual en la literatura de Iberoamérica.
8.1 Nuevas técnicas narrativas para crear un arte propio y distintivo en la novelística iberoamericana.
8.2 Cuentos y novelas del "boom" a nuestros días
8.3 El teatro y el ensayo contemporáneos.
8.4 El mundo actual como contexto de la literatura y sus problemas.

martes, 14 de agosto de 2012

Primer Bimestre: Evidencia 1

No olvides tomar en cuenta los lineamientos de entrega de reportes de lectura.



LA LITERATURA PREHISPÁNICA



Los pueblos indios que habitaban América antes de la llegada de los españoles sabían que cada cultura es heredera de la obra de la gente que vivió antes. También sabían que a la gente que existe en el presente le correspondía conocer esa tradición que heredan de los mayores, y luego hacer algo por acrecentar ese legado rico en enseñanzas y arte. Para los pueblos indígenas el arte es una forma de recuperar el pasado y de vivir de mejor manera el presente. Había que conservar el pensamiento por medio de la escritura.

Así, el arte (pintura, literatura, escultura, arquitectura) es la forma de hacer más bella y provechosa la existencia del ser humano en la tierra. El arte prehispánico estuvo, de esta manera, lleno de sabiduría y belleza, dos cualidades a las cuales hemos de acercarnos un poco. Para no extraviar nuestro camino, tenemos que volver continuamente a los orígenes.

“Dos géneros literarios se llevan la primacía en cualquier campo que investiguemos: el poema sagrado y el relato breve y agudo. Plegarias a la divinidad y breves narraciones en que se guarda un hecho o se comenta una palabra hallamos en los albores de todas las literaturas. Uno y otro modo de producción literaria corre en los labios mucho antes ¾a veces milenios largos¾ de que sea fijado por la escritura”.


En el caso de la literatura, las culturas mexicanas prehispánicas escribieron obras que tenían cuatro características básicas: tristeza, repetición, didáctica, metáfora y apertura a lo sagrado.

La literatura auténtica muestra al ser humano entero, con sus grandezas, pero también con sus bajezas y limitaciones. Quien escribe, con toda libertad da testimonio de su mundo y de su sentimiento personal. Es por eso, que los mexicanos antiguos enfrentaron su dolor y su angustia. No le dieron la espalda al lado amargo de la existencia. Por tratarse de escritos sinceros, la tristeza es una de las características de la literatura indígena.
Otra característica es la repetición de palabras y de frases, lo que sirve para destacar las cosas importantes y fijar la atención sobre ellas.
La literatura prehispánica es también didáctica. Los más grandes de cada comunidad siempre buscaron compartir con los niños y jóvenes su experiencia y lo que aprendieron de las palabras antiguas. El objetivo era que los más chicos conocieran el camino de la vida recta y feliz.

Otra característica es la metáfora. Los indígenas son artistas naturales. Sienten la belleza y la expresan con facilidad por su cercanía con la naturaleza y por su sensibilidad por los asuntos humanos. La metáfora consiste en referirnos a cosas familiares y cotidianas, mediante la comparación con lo que amamos de la naturaleza y con la belleza encontrada en la imaginación y la vida real. La metáfora, dice José Luis Martínez, es “la substancia misma del lenguaje poético”. Y la poesía náhuatl está llena de metáforas.

Finalmente, la literatura indígena está abierta a lo sagrado. Dios o las divinidades eran y son el cimiento, el centro y la meta de las culturas indígenas. Lo sagrado es lo que da cohesión y fuerza a la vida de las comunidades y las personas que pertenecen a los pueblos indios. De modo que la literatura indígena no podría ser de otra forma: su corazón es lo sagrado.
Los antiguos mexicanos hicieron poesía épica, lírica, dramática y ritual. La prosa surgió después y siempre tiene una intención moral, religiosa, social o educativa. En todos los casos, los textos antiguos mostraban la sabiduría y la belleza con que vivían esos pueblos.Los mexicanos de ahora, si queremos saber a donde vamos, tenemos que saber, primero, de donde venimos. Y nuestros orígenes, además de otras culturas como la griega, la romana, la española, la judía y la árabe, están en la vida y la cultura de los indígenas de antes y de ahora.

Jamás podremos comprendernos a nosotros mismos si desconocemos la mezcla de antecedentes, que al juntarse, han producido lo que ahora somos. La literatura es como un espejo. Ahí se refleja el ser humano y la sociedad de cada época. Leer es vernos a través de las palabras de otros, reconocernos a través de las experiencias que otros han vivido. Nada de lo humano nos es ajeno, decían los antiguos.
Después de leer somos otros. Algo en nuestro adentro ha cambiado. La literatura remueve los sentimientos que anidan en nuestro corazón; la literatura despierta ideas, sueños, iniciativas y acciones. La literatura es un goce y una enseñanza que nos invita a vivir de una manera más libre y alegre.
Los libros no son mejor que la vida. La vida es lo único que tenemos para descubrir nuestro camino y andarlo del mejor modo posible. Los libros son sólo un consejo, una compañía y un descanso. Acerquémonos un poco a los libros que hablan de las culturas indígenas, las de ayer y las de hoy. Eso ayudará a saber lo que podemos recuperar para hacer más agradable y provechosa nuestra corta existencia.

LISTADO DE LIBROS DE LECTURA OBLIGATORIA




Libros a leer Literatura Mexicana e Iberoamericana:

1.       Las paredes oyen de Juan Ruiz de Alarcón (Primer Bimestre)
2.       El laberinto de la Soledad de Octavio Paz (Segundo Bimestre)
3.       Los albañiles de Vicente Leñero (Tercer Bimestre)
4.       Mi Planta de Naranja Lima de  José Mauro De Vasconcelos (Cuarto Bimestre)

PROGRAMA DE ESTUDIO CICLO LECTIVO 2012-2013

PROGRAMA DE ESTUDIO LITERATURA MEXICANA E IBEROAMERICANA

“COLEGIO MIGUEL ÁNGEL” DE TAXCO A.C
INC. A LA UNAM CLAVE INC.6919
ACUERDO 19/01 – 10/07/01
PROGRAMA DE ESTUDIO LITERATURA MEXICANA E IBEROAMERICANA
ASIGNATURA OBLIGATORIA
CICLO LECTIVO 2012-2013
CLAVE DE LA MATERIA: 1602
Prof. Violeta Ramírez Mora
 

Primera Unidad: Literatura prehispánica.
1.1 La prosa prehispánica maya.
1.2 Rasgos importantes de la poesía lírica náhuatl.
1.3 Relaciones entre las diversas manifestaciones del arte prehispánico.

Segunda Unidad: Literatura colonial mexicana del siglo XVI.
2.1 Distintos géneros literarios.
2.2 Obras representativas.
2.3 Rasgos históricos y socioculturales significativos

Tercera Unidad: Literatura barroca en México.
3.1 La obra de escritores sobresalientes: Sor Juana lnés de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón.
3.2 El estilo barroco como expresión mestiza y criolla de la cultura mexicana.

Cuarta Unidad: Neohumanismo, neoclasicismo e ilustración en la literatura mexicana.
4.1 La preocupación por la patria en los textos de los jesuitas.
4.2 El texto argumentativo literario.
4.3 Los textos poéticos.
4.4 La novela de Fernández de Lizardi.

Quinta Unidad: El romanticismo y el realismo.
5.1 Géneros literarios en estas dos tendencias literarias.
5.2 Los temas románticos y su expresión en la poesía, en la narrativa y en el teatro.
5.3 Las reuniones culturales.
5.4 Novela, cuento y crónica realistas.
5.5 Relación de la literatura con el contexto social.

Sexta unidad: El modernismo.
6.1 Las renovaciones de esta tendencia literaria.
6.2 Los elementos culturales y los recursos poéticos.
6.3 Trascendencia del modernismo.
6.4 Relación de la literatura con la vida para entender la evolución del país.

Séptima unidad: El vanguardismo.
7.1 Del posmodernismo a la vanguardia.
7.2 Reconstrucción de la realidad y renovación literaria en los "ismos".
7.3 El regionalismo iberoamericano.
7.4 La novela de la Revolución Mexicana.
7.5 El ensayo.
7.6 El contexto histórico socioeconómico de la primera mitad del siglo XX.

Octava Unidad: La época actual en la literatura de Iberoamérica.
8.1 Nuevas técnicas narrativas para crear un arte propio y distintivo en la novelística iberoamericana.
8.2 Cuentos y novelas del "boom" a nuestros días
8.3 El teatro y el ensayo contemporáneos.
8.4 El mundo actual como contexto de la literatura y sus problemas.

sábado, 18 de febrero de 2012

GUÍA DE ESTUDIO EVALUACIÓN TERCER BIMESTRE LITERATURA MEXICANAE IBEROAMERICANA

COLEGIO MIGUEL ÁNGEL
PREPARATORIA
Ciclo lectivo 2011-2012

Asignatura: LITERATURA MEXICANA E IBEROAMERICANA
(Clave 1602)

GUÍA DE ESTUDIO EXAMEN TERCER BIMESTRE (FEBRERO 2012)




1. ¿Qué es el Modernismo? libro pág. 377
2. Durante qué gobierno en México, la poesía modernista alcanza sus mayores esplendores por la correspondencia que sus representantes mantienen con la sociedad a la que pertenecen: Durante el porfiriato
Quiénes fueron y sus principales obras: (Vienen en su libro) A partir de la pág. 377



Enrique González Martínez
Fernando Calderón
M. Eduardo de Gorostiza
Rafael Delgado
Ignacio Ramírez
Ramón López Velarde



3. Fundador del Modernismo
4. ¿Qué es el grupo de los Contemporáneos y por qué surge?
5. Qué fue la Falange. Cuestionario libreta
6. Qué fue la revista Contemporáneos. Cuestionario libreta
7. Quién fue Carlos Pellicer y principales obras. Libro pág. 393
8. Qué fue la revista Taller Poético. Pág. 411
9. Qué fue la Generación Taller. Esquema en libreta
10. Octavio Paz vida y obra
11. Objetivo de los integrantes de la Generación Taller
12. Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Jorge Cuesta quiénes fueron principal obra tienen cuadro comparativo en libreta
13. Cuestionarios sobre la Novela de la Revolución lo tienen en la libreta
14. Qué son las vanguardias. Esquema en la libreta
15. Características
16. Expresionismo, Dadaísmo, Futurismo, Surrealismo estudiar cuestionarios y representantes de estas vanguardias
17. Qué es el estridentismo (libreta)
18. Vida y obra de José Juan Tablada(libreta)
19. Autor del poema " No es que muera de amor"

miércoles, 18 de enero de 2012

ACTIVIDAD 1 Crítica Reflexiones dePaz

Instrucciones: En nsu libreta, elaborar una crítica de no menos de media cuartilla sobre la siguiente reflexión realizada por Octavio Paz:


Reflexiones de Octavio Paz


Octavio Paz fue uno de los mas prolijos literatos que dio nuestro país en el siglo XX entre las diversas facetas que tuvo en las letras fue poeta, escritor, traductor y ensayista; además de diplomático, difusor de la cultura, las artes y la literatura. También se distinguió por se un hombre critico a los eventos de su época y a realizar un análisis profundo de la historia y sus coyunturas, con reflexiones precisas en muchas ocasiones se adelantaban a los eventos de su tiempo.


“La producción y la distribución ilícita de drogas se ha vuelto un inmenso negocio, controlado por bandas sin escrúpulos; a su vez, los resultados morales y sociales del uso generalizado de esas substancias es aterrador: millones de seres humanos, principalmente jóvenes, han sido esclavizados por el habito que los destruye física y moralmente. Estamos ante una dolencia social más grave que la del alcoholismo. Al mismo tiempo, es claro que las medidas represivas no han sido ni serán capaces de erradicar el uso de las drogas. La complejidad del problema, a un tiempo social y psicológico, económico y político, me prohíbe tanto pronunciarme sobre sus causas como proponer un remedio. Pero estos escrúpulos no deben ni pueden impedir que me atreva a exponer un puñado de comentarios. […]
La gente no se inyecta ni ingiere esas substancias por maldad o perversidad. Tampoco por ignorancia, aunque no niego que algunos, sobre todo los muy jóvenes, desconocen a veces el peligro a que los expone su uso. No descuento la importancia de otro factor: la imitación. Tomamos drogas porque un amigo, un vecino o nuestra amante las toma. Es un efecto negativo de la facultad imitativa de los hombres, en la que veía Aristóteles una de las superioridades de nuestra especie sobre los otros seres vivos. Las drogas corrigen levemente al filósofo: si la imitación es el camino al aprendizaje, también es el de la perdición. Pero ninguno de estos factores –podría añadir otros, unos psicológicos y morales, otros sociales y económicos- explica enteramente el fenómeno. Para entenderlo un poco debemos comenzar por reconocer que el uso de las drogas corresponde a una necesidad psicológica. Las causas que provocan esa necesidad son muy variadas pero pueden resumirse en una: el desamparo espiritual, muchas veces también material, a que nos condena la sociedad contemporánea. El examen de las causas de este desamparo implica el examen de la naturaleza de la sociedad moderna. Es una tarea vastísima, que ha sido intentada muchas veces y con resultados contradictorios. No me propongo, por supuesto, tratar este tema y me limito a observar que, si de veras se quiere combatir el uso de las drogas, debe empezarse por el principio, es decir, por la reforma de la sociedad misma y de sus fundamentos sociales y espirituales.
Una vez sentada esta modesta premisa, haré un comentario más. Dije que el desamparo provoca una necesidad: ¿cuál es la índole de esa necesidad, como se llama? Nace de una carencia y tiene muchos nombres. Se manifiesta a veces como una sed de reposo y de olvido, otras como una sed por ir más allá de nuestras vidas mezquinas y tocar lo que nos prometen los cuentos y mitologías. Es un ansia por salir de nosotros mismos para encontrar ¿qué? Nadie lo sabe exactamente. Sabemos, si, que esa angustia es sed de felicidad, sed de bienestar. Las fallas de nuestras sociedades son múltiples y diversas, unas materiales y otras espirituales, unas económicas y otras políticas, pero a todas ellas las engloba la palabra malestar. La sed de bienestar es la respuesta al malestar de la sociedad y de los individuos. Las sociedades del pasado satisfacían esa sed de muchas maneras. Eran comunidades más pequeñas y menos heterogéneas e impersonales; cada uno vivía dentro de una red de relaciones afectivas: la familia, el clan, la cofradía artesanal, las hermandades, las asociaciones profesionales, los barrios, las iglesias y las parroquias. El individuo no se sentía solo en el mundo. Y tenía al trasmundo: los sacramentos, los ritos, las ceremonias religiosas. El tiempo no era una sucesión vacía ni su transcurso era medido por el reloj del alba y el mediodía, el atardecer y la noche. Cada año, en ciertos días señalados, el pasado y el presente confluían y con ellos los muertos y los vivos: la fiesta era más que una pausa, una congregación de los tiempos. Hemos perdido todo eso. Vivimos en el desierto urbano.”