Siglo XIX y Romanticismo en Hispanoamérica
Introducción
Alrededor de 1830 la mayor parte de la América hispana se ha independizado de la metrópoli, España. El resultado no fue del todo el deseado por los ideólogos de la revolución: la ruptura total con la cultura peninsular. Sin embargo, se promocionaron literaturas "más avanzadas" como la francesa. Como resultado, la poesía hispanoamericana inicia un lento despegue hacia un rumbo propio. A pesar de todo, los románticos americanos no dejan de leer autores españoles.
Por otro lado, cabe destacar la vinculación entre literatura y política en el XIX americano. Las nuevas naciones, que nacieron de los criollos apoyados en los ideales de la ilustración y las revoluciones norteamericana y francesa, reaccionan contra el propio racionalismo ilustrado y, bajo la exaltación patriótica propia del romanticismo, se cantan a las nuevas identidades nacionales. Se elaboran historias de la literatura nacionales y se trabaja para alcanzar una identidad cultural nacional en cada nuevo país.
Tras los ideales ilustrados y la emancipación de España, el Romanticismo exalta las nuevas identidades nacionales.
Así las cosas, los poetas románticos posan sus ojos en nuevas literaturas, lo que supone el fin del monopolio de la poesía peninsular española en el continente, pero no su desaparición. Predomina fundamentalmente la francesa. De hecho, el romanticismo hispanoamericano es heredero de estos dos países, España y Francia. Desde la década de 1810 hasta 1870, la sociedad sufre cambios de importancia: queda abolida la esclavitud y la servidumbre de los indios y en el orden económico, se implanta el sistema liberal.
Características generales
El romanticismo llega a Hispanoamérica con su estructura fundamental: exaltación de los sentimientos, visión del poeta como creador libre, subjetivismo, el amor como tema predilecto, evasión y al mismo tiempo compromiso, gusto por lo decrépito, lo melancólico, ambientes y temas históricos... De hecho, el romanticismo es una de las etapas artísticas mejor definidas internacionalmente, donde las diferencias no son excesivamente diferenciadoras.
Evidentemente, en América del Sur se establecen rasgos comunes que lo distinguen del romanticismo europeo o norteamericano. Un ejemplo es, en el marco romántico, el tema histórico. Si los románticos europeos se decantan primordialmente por los paisajes góticos, los americanos, en consonancia con la emancipación de España, prefieren paisajes y temas precolombinos. Por esta senda, el romanticismo suramericano desarrolla un tema ya latente en época colonial: "el buen salvaje", en contraposición con los vicios de la vida urbana importada del europeo. Así mismo, el gusto por lo irracional y la naturaleza como expresión de libertad, se magnifican aún más.
Como sucediera con el renacimiento y el barroco, el romanticismo, otra tendencia europea al fin y al cabo, se impregna del colorido y la personalidad de lo americano. Otra diferencia es que si en Europa el romanticismo tuvo una vertiente revolucionaria ligada al liberalismo (en lucha con el absolutismo del viejo continente) en la América recién emancipada el romanticismo se centró más en aspectos patrióticos, ya que salían de manos de criollos liberales, clase en el poder, principalmente. Las reivindicaciones de los poetas se concentraba en confirmar las identidades nacionales recién adquiridas. Sin embargo, a partir de 1860 los poetas se centrarán más en sus sentimientos.
Poesía Romántica hispanoamericana
El romanticismo llega a suelo americano por dos vías, una de influencia francesa y otra con mayor tradición española. Por un lado el escritor argentino Esteban Echeverría (1805-1851), tras su viaje por Francia, llega a su país influido por Hugo, Lamartine o Chateaubriand, introduciendo el romanticismo. El movimiento se extiende a Chile y Uruguay. Con un romanticismo de corte español, José Joaquín de Mora (1782-1864) viaja por Argentina, Chile, Bolivia y Perú. Fernando Velarde (1821-1880) reafirma los principios de Mora, pero con una poesía grandilocuente. Divulgará su poesía por Cuba, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y Guatemala, convirtiéndose en ídolo de la juventud.
José María Heredia
Uno de los grandes nombres de la poesía romántica fue José María Heredia (1803-1839), nació en Cuba y fue poeta precoz, de temas amorosos y patrióticos. Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), también cubana, practicó un romanticismo próximo a veces a los poetas místicos. Su poesía se centra en el tema del amor desdichado y pesimista como puede verse en algunos de sus sonetos más conocidos: A partir, A él, A la poesía, publicados antes de 1841 y recogidos en un libro de poemas en 1851. Otros románticos a recordar son José Manuel Marroquín, José Eusebio Caro, Juan Clemente Zenea, Eduardo Acevedo Díaz, Juan Díaz Covarrubias y Francisco González Bocanegra. Del romanticismo tardío cabe destacar al peruano Ricardo Palma y a Carlos Guido Spano, Ricardo Gutiérrez, Olegario V. Andrade, Manuel María Flores y Manuel Acuña.
Otras tendencias del siglo XIX
Previa al romanticismo, pero casi coetánea, encontramos la poesía de Andrés Bello (1781-1865), de corte neoclásico. Es sin duda uno de los más destacados líricos del siglo.
Por otro lado, en el contexto del nuevo patriotismo y del ansia de libertad romántica, nace en Argentina la poesía gauchesca, aquella cuyo protagonista es el gaucho de la Pampa, idealizado como héroe en libertad. Su máxima figura es el poeta argentino José Hernández (1834-1886).
Por último, decir que fue a finales del siglo XIX cuando la primera corriente genuinamente americana, el Modernismo, se perfila en poetas como el cubano José Martí (1853-1895) y el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895).
Alrededor de 1830 la mayor parte de la América hispana se ha independizado de la metrópoli, España. El resultado no fue del todo el deseado por los ideólogos de la revolución: la ruptura total con la cultura peninsular. Sin embargo, se promocionaron literaturas "más avanzadas" como la francesa. Como resultado, la poesía hispanoamericana inicia un lento despegue hacia un rumbo propio. A pesar de todo, los románticos americanos no dejan de leer autores españoles.
Por otro lado, cabe destacar la vinculación entre literatura y política en el XIX americano. Las nuevas naciones, que nacieron de los criollos apoyados en los ideales de la ilustración y las revoluciones norteamericana y francesa, reaccionan contra el propio racionalismo ilustrado y, bajo la exaltación patriótica propia del romanticismo, se cantan a las nuevas identidades nacionales. Se elaboran historias de la literatura nacionales y se trabaja para alcanzar una identidad cultural nacional en cada nuevo país.
Tras los ideales ilustrados y la emancipación de España, el Romanticismo exalta las nuevas identidades nacionales.
Así las cosas, los poetas románticos posan sus ojos en nuevas literaturas, lo que supone el fin del monopolio de la poesía peninsular española en el continente, pero no su desaparición. Predomina fundamentalmente la francesa. De hecho, el romanticismo hispanoamericano es heredero de estos dos países, España y Francia. Desde la década de 1810 hasta 1870, la sociedad sufre cambios de importancia: queda abolida la esclavitud y la servidumbre de los indios y en el orden económico, se implanta el sistema liberal.
Características generales
El romanticismo llega a Hispanoamérica con su estructura fundamental: exaltación de los sentimientos, visión del poeta como creador libre, subjetivismo, el amor como tema predilecto, evasión y al mismo tiempo compromiso, gusto por lo decrépito, lo melancólico, ambientes y temas históricos... De hecho, el romanticismo es una de las etapas artísticas mejor definidas internacionalmente, donde las diferencias no son excesivamente diferenciadoras.
Evidentemente, en América del Sur se establecen rasgos comunes que lo distinguen del romanticismo europeo o norteamericano. Un ejemplo es, en el marco romántico, el tema histórico. Si los románticos europeos se decantan primordialmente por los paisajes góticos, los americanos, en consonancia con la emancipación de España, prefieren paisajes y temas precolombinos. Por esta senda, el romanticismo suramericano desarrolla un tema ya latente en época colonial: "el buen salvaje", en contraposición con los vicios de la vida urbana importada del europeo. Así mismo, el gusto por lo irracional y la naturaleza como expresión de libertad, se magnifican aún más.
Como sucediera con el renacimiento y el barroco, el romanticismo, otra tendencia europea al fin y al cabo, se impregna del colorido y la personalidad de lo americano. Otra diferencia es que si en Europa el romanticismo tuvo una vertiente revolucionaria ligada al liberalismo (en lucha con el absolutismo del viejo continente) en la América recién emancipada el romanticismo se centró más en aspectos patrióticos, ya que salían de manos de criollos liberales, clase en el poder, principalmente. Las reivindicaciones de los poetas se concentraba en confirmar las identidades nacionales recién adquiridas. Sin embargo, a partir de 1860 los poetas se centrarán más en sus sentimientos.
Poesía Romántica hispanoamericana
El romanticismo llega a suelo americano por dos vías, una de influencia francesa y otra con mayor tradición española. Por un lado el escritor argentino Esteban Echeverría (1805-1851), tras su viaje por Francia, llega a su país influido por Hugo, Lamartine o Chateaubriand, introduciendo el romanticismo. El movimiento se extiende a Chile y Uruguay. Con un romanticismo de corte español, José Joaquín de Mora (1782-1864) viaja por Argentina, Chile, Bolivia y Perú. Fernando Velarde (1821-1880) reafirma los principios de Mora, pero con una poesía grandilocuente. Divulgará su poesía por Cuba, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y Guatemala, convirtiéndose en ídolo de la juventud.
José María Heredia
Uno de los grandes nombres de la poesía romántica fue José María Heredia (1803-1839), nació en Cuba y fue poeta precoz, de temas amorosos y patrióticos. Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), también cubana, practicó un romanticismo próximo a veces a los poetas místicos. Su poesía se centra en el tema del amor desdichado y pesimista como puede verse en algunos de sus sonetos más conocidos: A partir, A él, A la poesía, publicados antes de 1841 y recogidos en un libro de poemas en 1851. Otros románticos a recordar son José Manuel Marroquín, José Eusebio Caro, Juan Clemente Zenea, Eduardo Acevedo Díaz, Juan Díaz Covarrubias y Francisco González Bocanegra. Del romanticismo tardío cabe destacar al peruano Ricardo Palma y a Carlos Guido Spano, Ricardo Gutiérrez, Olegario V. Andrade, Manuel María Flores y Manuel Acuña.
Otras tendencias del siglo XIX
Previa al romanticismo, pero casi coetánea, encontramos la poesía de Andrés Bello (1781-1865), de corte neoclásico. Es sin duda uno de los más destacados líricos del siglo.
Por otro lado, en el contexto del nuevo patriotismo y del ansia de libertad romántica, nace en Argentina la poesía gauchesca, aquella cuyo protagonista es el gaucho de la Pampa, idealizado como héroe en libertad. Su máxima figura es el poeta argentino José Hernández (1834-1886).
Por último, decir que fue a finales del siglo XIX cuando la primera corriente genuinamente americana, el Modernismo, se perfila en poetas como el cubano José Martí (1853-1895) y el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895).
El Romanticismo surge a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en Hispanoamérica comienza en 1780 con el movimiento de emancipación en Latinoamérica y luego con el surgimiento de algunas guerras civiles, todo tras el ideal de independencia, la cual comenzó con Brasil en 1822 y de allí en adelante con la independencia de más países.
El primer autor romántico del continente hispanoamericano fue José Eusebio Caro, con su poema Lara. Otros destacados y muy reconocidos autores que pertenecieron a este género literario, y que no podría pasar de largo o por lo menos mencionar su nombre son: Esteban Echeverría, Domingo Faustino Sarmiento, José Mármol, Gregorio Gutiérrez González y el colombiano Jorge Isaacs.
La novela costumbrista nació paralela con la romántica, por lo que suelen fusionarlas en una sola, y llamar a la costumbrista romántica costumbrista; el principal y más destacado escritor del costumbrismo es Eugenio Díaz, con su tan famosa novela, Manuela.
Para continuar con esta brevísima cronología literaria; si así se puede llamar, se debe seguir con el Vanguardismo, este va contra la realidad primaria, quiere crear otra realidad. Los vanguardistas transformaron los géneros literarios y elogiaron la fragmentación.
Aquí encontramos autores de gran renombre a nivel mundial, como Jorge Luís Borges, Luís Vidales, Pablo Neruda, Nicolás Guillén y César Vallejo.
Los rasgos de la literatura del romanticismo son:
Individualismo: tienden a expresar lo subjetivo.
Exaltación de la libertad y el espíritu rebelde.
Idealismo: aspiración a lo espiritual y defensa de los ideales.
Irracionalismo: predominio de los instintos, las pasiones…
Exotismo y evasión: suelen ver frustrados sus ideales y tienden a evadirse situando sus obras en mundos exóticos, irreales…
Lenguaje retórico y exaltado.
Originalidad.
La divisa en América es la libertad en todos los órdenes. Intenta desasirse de las tradiciones peninsulares (España), definir su cultura, mostrar su distinta realidad. Sienten simpatía por la “Joven España”, es decir, por el conjunto de hombres que en ese tiempo lucha en la Península por la renovación y por la libertad.
El primer autor romántico del continente hispanoamericano fue José Eusebio Caro, con su poema Lara. Otros destacados y muy reconocidos autores que pertenecieron a este género literario, y que no podría pasar de largo o por lo menos mencionar su nombre son: Esteban Echeverría, Domingo Faustino Sarmiento, José Mármol, Gregorio Gutiérrez González y el colombiano Jorge Isaacs.
La novela costumbrista nació paralela con la romántica, por lo que suelen fusionarlas en una sola, y llamar a la costumbrista romántica costumbrista; el principal y más destacado escritor del costumbrismo es Eugenio Díaz, con su tan famosa novela, Manuela.
Para continuar con esta brevísima cronología literaria; si así se puede llamar, se debe seguir con el Vanguardismo, este va contra la realidad primaria, quiere crear otra realidad. Los vanguardistas transformaron los géneros literarios y elogiaron la fragmentación.
Aquí encontramos autores de gran renombre a nivel mundial, como Jorge Luís Borges, Luís Vidales, Pablo Neruda, Nicolás Guillén y César Vallejo.
Los rasgos de la literatura del romanticismo son:
Individualismo: tienden a expresar lo subjetivo.
Exaltación de la libertad y el espíritu rebelde.
Idealismo: aspiración a lo espiritual y defensa de los ideales.
Irracionalismo: predominio de los instintos, las pasiones…
Exotismo y evasión: suelen ver frustrados sus ideales y tienden a evadirse situando sus obras en mundos exóticos, irreales…
Lenguaje retórico y exaltado.
Originalidad.
La divisa en América es la libertad en todos los órdenes. Intenta desasirse de las tradiciones peninsulares (España), definir su cultura, mostrar su distinta realidad. Sienten simpatía por la “Joven España”, es decir, por el conjunto de hombres que en ese tiempo lucha en la Península por la renovación y por la libertad.
Los escritores románticos hispanoamericanos recurren a los siguientes temas – símbolos:
1. La naturaleza, prolongación de la sensibilidad.
2. La valoración de la Historia. El tema político.
3. Ideales de libertad y de progreso.
4. El amor a la patria.
5. Voluntad de gloria.
6. El héroe (histórico, casi legendario, patriótico, sombrío y fatal (el bandido), el viajero desconocido, el gaucho).
7. La familia.
8. La eternidad del amor.
9. La mujer.
10. Las cartas y las flores
11. Lo exótico
12. Lo fantástico o el vuelo hacia las inmensas regiones de la imaginación.
13. Exaltación del yo, única medida y única norma.
14. La vida y la muerte. El anhelo de evasión.
15. El inexorable destino.
16. La religión.
17. El costumbrismo (trata de exaltar los modos de vivir nacionales, describe los tipos y costumbres de su país). Los temas costumbristas son:
-Lo peculiar de los ambientes,
-Lo típico de los personajes,
-La critica de los malos gobiernos
-Los paisajes
-Los animales
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Y qué hacemos con esto maestra?
ResponderEliminarMe salí antes de terminar su clase ¿recuerda?
para poner una producción...
Si fuera tan amable de decirme qué dejó de tarea, se lo agradeceria.